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EL REY DEL RETIRO

Rodamientos

Rodamientos Ayer regresaba como de costumbre de mi visita semanal a Vallecas, y el semáforo me paró al lado de una tienda de rodamientos cercana al rastro. Es una tienda que me resulta familiar, nunca mejor dicho, y me hizo recordar esta historia que conocí hace muchos años.

Contaban las vagas y afiladas lenguas familiares que el tio NARCISO (que como vereís no hacía honor alguno a su nombre) vino tiempo atrás de Toledo, como mi abuelo, a instalarse en Madrid en busca de una mejor vida y mayores posibilidades. Recién llegado, el lejano tio Narciso montó una pequeña tienda de rodamientos y, tras muchos esfuerzos y más penurias como vendedor de pequeñas bolitas metálicas, acabó montado en el dolar.

Narciso se decía era un hombre muy trabajador (nunca encontré el mérito), arisco y desagradable en el trato (cuestión de familia jwjw) que con su incesante esfuerzo logró amasar una enorme fortuna. Contaba la familia que siempre vestía un traje tan gris como su persona, una corbata oscura y camisa blanca, que era un hombre pequeño y abocado al pesimismo, muy celoso y tremendamente desconfiado para los negocios, un ser solitario y especialmente huraño, tanto, que ni gastaba ni prestaba dinero. Se decía también que vivía temeroso de que le quitarán el dinero en que se bañaba.

Se casó y tuvo cuatro hijos, pero en un momento del que desconozco los porqués, rompió sus lazos familiares y le perdieron la pista.

Años más tarde la segunda mujer de mi abuelo, dedicada al negocio testamentario, estuvo detrás de este tio GILITO en los últimos vaivenes de su vida en busca de una suculenta tajada, que no obtuvo. A su muerte sus cuatro hijos, con los que había perdido la relación tiempo atrás, heredaron una insultante fortuna, pero el mejor parado fue su hijo adoptivo, el niño filipino, que aparte de la quinta parte de los bienes, se quedó con la isla que Narciso había comprado en aguas del pacífico.

Ni idea tengo de que fue del negocio de rodamientos, ni de muchos otros detalles de esta historia, pero siendo un canijo se me quedó grabada una frase de mi tio pequeño... "NARCISO huele a pis"

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