Me quedo (en Istambul)
Me quedo con las fascinantes mezquitas de Constantinopla, la luz, la paz y el silencio que en ellas se respira, me quedo con Sultanhamet y sus seis minaretes, con la mezquita de Sulimán el Magnífico, me quedo con la ciudad de noche y los templos iluminados sobre las colinas, me quedo con las calles, unas repletas de un vociferante gentío y jolgorio y otras modernas al estilo de cualquier otra ciudad europea, me quedo con las historias y leyendas de grandes emperadores romanos, de despiadados sultanes y misteriosos harenes (sorpresa la mía que ya no tienen mujeres jwjw), me quedo con las travesías en barco por el Bósforo y con las orillas de un Mar Negro envuelto en neblina, y me quedo con un montón de ojos negros de profunda y, sobre todo, esquiva mirada.
Me quedo con el pequeño Darwin, con su hermano Slater, y con su madre, que me han llevado a todo reir por las cuestas de la ciudad, me quedo en el hamam (el baño turco).
Y me quedo con que hoy no es lunes, con que no hay vuelta a la rutina y con que vamos a tomarnos con calma tantos propósitos de año nuevo (los típicos) en cóctel con los que se han unido tras el viaje; planteamientos de calma, paz espiritual y reposo mental. Me quedo fumando un pitillo en mi puesto de trabajo.
Sean nuevamente bienvenidos, con besos, claro está.
P.D. Les dedico el nazar de la foto, u ojo malvado, amuleto bizantino, que ahuyente los malos espíritus al grito de Mashallah, nazar deymesin.
5 comentarios
hombreorquesta -
el hamam debe ser lo mejor del mundo.
brisaenlanoche -
Un abrazo.
Pedro -
La Mujer Tirita -
Te veo renovado. Me alegro mucho de que el chupete sea de adorno.
Beso.
Starless -
Me alegra que estés de vuelta por aquí y que te fumes los pitillos en tu puesto de trabajo -porque tú lo vales-. Ea!
***!!